El precio de una traducción, suma de factores
Traducir, traducir y seguir traduciendo es el pan nuestro de cada día para los traductores e intérpretes. Traducir es nuestro trabajo y vivimos de ello pero a veces nos cuesta poner un precio a nuestras horas. ¿Es demasiado caro, demasiado barato? Y es que, ¿cuánto podemos cobrar por cada uno de nuestros trabajos? ¿Cuánto cuesta una traducción y qué factores pueden hacer que ese precio cambie? En este artículo intentamos poner algo de luz sobre un asunto controvertido en esta profesión.
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Cuestiones básicas en el precio de una traducción
Cuando hacemos el presupuesto para una traducción, debemos tener en cuenta un aspecto fundamental. Los correctores suelen cobrar un precio por carácter; mientras, los traductores lo hacen por palabra. Lo habitual es aplicar un precio fijo por palabra que está alrededor de los 0,08 € por palabra en una traducción inglés-español, español-inglés, la más económica. A medida que las combinaciones de idiomas son menos frecuentes, aumentamos el precio por palabra. Así, por ejemplo, un traducción sueco-español será más costosa que una del inglés.
Ten en cuenta que el precio se calcula siempre sobre el texto original a traducir y no sobre tu versión final ya traducida. Si te entregaron un texto en inglés con 10.000 palabras y tú devuelves uno en español con 15.000, por poner un caso, cobrarás 10.000. Además, no olvides que las traducciones deben incluir un 21% de IVA.
¿Existen las tarifas mínimas?
¡Claro que existen! Y de hecho son más que necesarias en un negocio como el nuestro. Traducir no consiste solo en hacer que un texto en francés sea comprensible en inglés si eso es lo que quiere nuestro cliente. Deberemos informarnos sobre el texto a traducir, el autor, el objetivo que persigue, responder a los mensajes que nos envíe nuestro cliente… ¿Imaginas que la traducción fuese de apenas 1000 o 2000 palabras? Seguramente no nos sería rentable dedicar todo ese tiempo a mantener contacto con el cliente y documentarnos por una cantidad irrisoria. Las tarifas mínimas dependen de cada traductor o agencia y suelen establecer una horquilla de palabras a partir de las cuales ya pasaríamos a hacer un presupuesto convencional. Si un trabajo te interesa mucho, siempre puedes negociarlo.
Aspectos que encarecen una traducción
Si bien esa cifra de 0,08 €/palabra nos sirve como punto de partida para calcular el precio de nuestra traducción, hay factores que elevarán la cifra:
1. Los plazos de entrega. Se estima que un traductor puede traducir unas 2.500 palabras por día para presentar un trabajo con garantías. Como es lógico, si nuestro cliente exige una urgencia mayor en nuestra labor, el precio de la traducción se encarecerá. No obstante, conviene recordar a nuestros clientes que “las prisas no son buenas consejeras” y que por mucho que paguen más, el trabajo del traductor exige unos mínimos para asegurar una buena calidad.
2. La especialización de la traducción. Sanitaria, gastronómica, de moda, de telecomunicaciones… Hay sectores de la traducción que exigen un conocimiento tal que permiten a sus traductores aumentar sus tarifas pues no son muchos los profesionales que pueden dedicarse a ella. Dar con el sector adecuado en el que especializarse será toda una baza a tu favor.
3. Las traducciones juradas. Los traductores jurados son un tipo específico de traductor habilitados con un título oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores. Este título asegura que las traducciones que realicen tendrán un carácter oficial reconocido por la administración y tienen una tarifa más alta.
4. El formato del documento. Los traductores solemos trabajar con procesadores de textos como Word o un programa de traducción asistida por ordenador como Trados. Cualquier otro formato –PDF, Excel, PowerPoint– supone una complicación extra y una aumento de la factura final.
Aspectos que reducen el precio de la traducción
En Cálamo&Cran defendemos siempre que los traductores perciban salarios dignos y ajustados a sus conocimientos. Por eso no creemos que haya muchas situaciones que puedan exigir una rebaja en la factura final.
No obstante, señalamos dos que suelen tenerse en cuenta en el sector:
1. La falta de experiencia. Antes mencionábamos que los traductores especializados se permite cobrar cantidades mayores por su trabajo. En este caso, los recién licenciados se encuentran en ocasiones con que su inexperiencia se considera un hándicap que hace que sus facturas bajen. Será cuestión de tiempo que no puedan ponerte esta excusa.
2. El volumen de la traducción. De la misma manera que aplicaremos una tarifa mínima para traducciones de pocas palabras, algunos profesionales ofrecen descuentos a sus clientes cuando el volumen del trabajo es muy grande y el plazo de entrega es razonable. La decisión final dependerá de ti.