La parte contratante de la primera parte… Y otros mitos de la traducción de contratos
Cuando hablamos de traducción de contratos, es inevitable que nos venga a la cabeza la célebre escena de los Hermanos Marx, que resulta desternillante y crítica a partes iguales. Sin embargo, debemos encuadrarla en su contexto y perderle el miedo a la Traducción de Contratos.
Dentro de la extensa disciplina integrada por la Traducción Jurídica, la Traducción de Contratos constituye una de las actividades más atractivas y demandadas por los usuarios más cualificados de los servicios de traducción.
Si se acude a la clasificación que propone la doctrina científica mayoritaria, la traducción de contratos se encuadra dentro de aquella traducción jurídica cuyo objeto se centra en los textos de aplicación privada del Derecho. El hecho de trabajar con textos que plasman la autonomía de la voluntad de las partes, añade un gran valor a la actividad traductológica de este tipo de textos.
De hecho, traducir los términos que han acordado las partes contractuales y que despliegan determinados efectos jurídicos que estas mismas partes han acordado, constituye una empresa de gran complejidad. Por este motivo, los buenos traductores de contratos están muy bien valorados en el mercado profesional.
Un buen traductor de contratos debe dominar la Traducción Jurídica general y la Traducción de Contratos como actividad específica. Con estas referencias formativas, el traductor de contratos puede ir un paso más allá y trasladar al texto de destino la misma intención y compromiso con los que las partes contractuales han querido dotar al documento contractual original.
Estas aptitudes son objeto de estudio, pueden ser adquiridas y mejoradas y, de hecho, se puede disfrutar en este proceso. Y por propia experiencia puedo decir que merece la pena adquirir estos conocimientos. Un cliente satisfecho en materia de Traducción de Contratos será siempre un cliente fiel. Incluso, hablando de mi experiencia personal, he de subrayar que el presupuesto no suele ser un problema a la hora de encargar una traducción de un documento contractual y que los clientes no ponen objeciones a unos plazos prudentes siempre que se les asegure que el trabajo va a ser realizado por una persona competente en la que han depositado su confianza.
Así pues, formarse en Traducción Jurídica y Traducción de Contratos es una inversión de futuro a medio plazo que resulta muy gratificante tanto a la hora de estudiar los cursos que ofrece Cálamo y Cran como posteriormente, cuando vamos adquiriendo la soltura que se traduce en rigor, fidelidad y confianza del cliente.
Cálamo y Cran ofrece cursos de formación en estas materias específicas para adquirir las destrezas más demandadas por los clientes más exigentes. Asimismo, los cursos de Traducción Jurídica y de Traducción de Contratos forman parte de una certificación acreditada por la Universidad Europea de Madrid y su matrícula está abierta de forma continua.
Comenzábamos esta reflexión con una escena que pone de manifiesto la dificultad de los textos contractuales, pero ahora somos conscientes de que existen habilidades que se pueden adquirir y trabajar para llegar a ser un buen traductor de contratos. Y puedes encontrarlas aquí.
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