La importancia de la traducción económica y financiera
Aunque la letra cantada por Liza Minelly y Joel Grey allá en 1972 quedó un poco desactualizada con la entrada del euro, el mensaje sigue vigente: el dinero hace girar al mundo.
Ahh… ese sonido. Lo buscan las multinacionales, con sus anaqueles en los supermercados y sus almacenes logísticos para hacer frente a todos los pedidos del mundo globalizado. Lo buscan los creadores de aplicaciones gratuitas a los que cedemos nuestros datos a cambio de la vanidad del like. Lo buscamos todos con añoranza, hoy que realizamos nuestras compras a golpe de clic o con una tarjeta que se ha llevado la alegría de agitar un bolsillo y escuchar ese clinking, clanking sound.
En 1984, Tina Turner se propuso ganar un millón de dólares. Coincidía en pretensiones con la protagonista de su tema Private Dancer, que efectivamente supuso un punto de inflexión en su carrera. No es de extrañar que la fantástica Tina consiguiese no sólo un millón de dólares, sino una auténtica fortuna de la que hoy disfruta discretamente en Suiza. No se olviden de que ya se revelaba como una experta en medios de pago internacionales, cuando cantaba “Deustch marks or dollars / American Express will do nicely, thank you”.
¿A quién no le gustaría recibir como encargo de traducción estas dos canciones? La traducción económica y financiera está presente en todo nuestro entorno: no en vano, según la protagonista de Cabaret, el dinero compite con la teoría gravitacional a la hora de hacer girar a la Tierra. Y es necesario que este mensaje circule por el mundo y que se entienda allá donde se entregue una carta de porte, se firme un crédito documentario o se establezca la sede de una sociedad de responsabilidad limitada.
Una correcta traducción de documentos económicos y financieros permite que los barcos que traen nuestro último capricho online lleguen al puerto adecuado, que es el punto de entrega en el que se transmite el poder de disposición de las mercancías. Y más. Si pensamos a gran escala, situémonos enfrente de la pantalla de nuestra televisión. Allí observaremos los subtítulos en español del discurso de investidura de Biden cuando hace referencia a la política económica de Estados Unidos, potencia mundial en el ámbito bursátil. Este discurso lo están siguiendo millones de personas de diferentes orígenes y lenguas maternas. Mañana, todos los periódicos del mundo dedicarán un lugar preferente al análisis de estas palabras. La cadena que hemos sintonizado para entender este mensaje en español precisa de un traductor económico financiero que pueda hacer frente a este encargo. Con toda seguridad, mantendrá a ese tesoro en nómina por un buen puñado de dólares.
La traducción económico financiera puede convertirse en un medio de vida muy solvente, siempre que nos formemos con el rigor y la excelencia necesarios. Pero ello compite con uno de los rasgos intrínsecos del oficio: la traducción económico financiera es una materia muy divertida.
Como muestra, un botón: el lenguaje económico y financiero es la pareja de baile perfecta de la prensa. Juntos afinan y entonan:
“A mark, a yen, a buck or a pound
A buck or a pound
A buck or a pound
Is all that makes the world go around
That clinking, clanking sound
Can make the world go ‘round”.
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