¿No entiendes lo que lees? La culpa no es tuya, sino de quien escribe. Por eso tanto organismos públicos como privados van a implantar en sus textos el Lenguaje Claro para evitar las barreras en la comprensión de sus documentos. Hablamos del derecho a entender, que Mari Tilde siempre ha defendido, y sobre el que da algunas claves.
El texto incomprensible
Mari Tilde, habida cuenta que la gente es una ignorante, habiendo perdido el tiempo durante su época de estudios para entregarse al jolgorio propio de las mentes no desbravadas, se hace patente que no nace falta decir que no habrá de ser desestimada la necesariedad de una mejor instrucción por parte de los educadores para con sus educandos, entendiendo que la cultura es un bien dignísimo que ha de fomentarse desde la cuna en los hogares o bien en los centros de enseñanza pero no en la Administración pública, perteneciendo yo a dicha entidad, y cuya labor verdadera es arrinconar a aquellos quienes no se esfuerzan por ser mejores ciudadanos. ¿Ha quedado claro?
Emilio Rollo
Pues, Emilio, lo único que ha quedado claro es que tu texto resulta incomprensible. Y la culpa no es de «las mentes no desbravadas» ni de sus hogares sino de las personas como tú que no se esfuerzan en escribir con nitidez.
Menos mal que hace escasas semanas se anunció que el Gobierno va a acoger un decálogo de lenguaje claro para hacer hacer más comprensibles los trámites administrativos. Te va a doler, Emilio, porque este es un modo de redactar que facilita la lectura para que toda la ciudadanía pueda entender lo que está escrito, sea cual sea su edad, formación o cultura. Es decir, que hace mucho más accesibles las gestiones burocráticas presenciales y digitales. También se llama Leguaje Democrático, puedes imaginar por qué.
Ve poniéndote las pilas porque el Lenguaje Claro pronto se incorporará a la comunicación administrativa. Comprobarás que, además de comprensible es amable y cercano; no resulta intimidante, pomposo ni impersonal. Cuando lo domines, te darás cuenta de que lo más importante de tus textos son las personas que te leen. Eres tú, Emilio, quien tendrá que adaptarse a ellas, no al revés. Es más, quiero que sepas que ya hay empresas que han tomado la delantera y ya tienen sus instrucciones, sus comunicaciones con los clientes e incluso sus contratos escritos en lenguaje claro. El lenguaje claro da confianza y seguridad y las empresas que valoran esto, fidelizan a sus clientes hablándoles claro y con transparencia.
¿Y cómo es ese lenguaje Claro?, te preguntarás. Pues todo lo contrario a ti. Para empezar, nada de oraciones subordinadas al principio; se empieza por la principal. Tú has escrito un galimatías de comienzo con dos subordinadas:
«Habida cuenta que la gente es una ignorante, habiendo perdido el tiempo durante su época de estudios para entregarse al jolgorio propio de las mentes no desbravadas, se hace patente que…»
Las subordinadas deben colocarse después de la oración principal y con el conector que le corresponde. Observa:
Se hace patente que… habida cuenta ya que la gente es una ignorante habiendo perdido porque ha perdido el tiempo durante su época de estudios…
Y no sigo con el enunciado porque todo lo que dices en él me espanta.
Por otro lado, ojito con esas negaciones encadenadas que nos impiden saber qué narices nos estás contando:
«… las mentes no desbravadas, se hace patente que no nace falta decir que no habrá de ser desestimada la necesidad de…»
¿No te das cuenta del exceso? Si quitas todas las negaciones y te expresas en positivo tu idea queda más clara, y a lo mejor tú mismo te das cuenta de la mojigatería que has escrito:
… las mentes inmaduras, se hace patente la necesidad de…
Has visto que además he cambiado tu «necesariedad» por necesidad, ¿no, oscuro Emilio? Porque esa es otra: la costumbre de alargar las palabras es muy propio del tenebroso lenguaje burocrático que tanto cultivas.
Vamos con lo siguiente:
«La necesidad de una mejor instrucción por parte de los educadores para con sus educandos»
No me digas que no es pomposo, oscuro Emilio. Con lo sencillito y breve que queda la necesidad de una mejor educación académica.
Y luego están esos gerundios que escribes, tan impropios como confusos y alargadores.
«Habiendo perdido el tiempo durante su época de estudios»
«Entendiendo que la cultura es un bien dignísimo»
«Perteneciendo yo a dicha entidad»
Te propongo una redacción más correcta y clara.
Que han perdido el tiempo durante su época de estudios
Porque la cultura es un bien
Entidad a la que pertenezco
¡Y la puntuación! Ni un solo punto has escrito, agotador Emilio. ¿Será posible? Hay que separar las distintas ideas y las subideas con puntos, no con comas. Sí, aunque estén relacionadas entre sí.
Me da un poquito de repelús traducir y abreviar tu mensaje elitista, pero lo voy a hacer por pura inquietud pedagógica, a ver si compruebas con toda claridad lo confundida que está tu mente. Vamos allá:
Hace falta una mejor educación académica. Hay muchas personas poco instruidas porque durante su época de estudios se entregaron a la diversión. Por eso, el amor por la cultura debería fomentarse desde la infancia en los hogares y en los colegios. Lograrlo no es una obligación de la Administración pública, entidad a la que pertenezco, que tiene como labor…
Y no sigo porque tu mensaje me revuelve el estómago.
Podría enumerar más defectos de este lenguaje complicado que con tanta soltura manejas, como el abuso de la voz pasiva y de los verbos impersonales, el estilo nominal frente al verbal, los largos incisos, las enumeraciones interminables, las palabras anticuadas…
Conclusión, Emilio: apúntate ya a un curso de Lenguaje Claro porque todo el que te lea te lo va a agradecer y, con esto, tú también serás un poquito más feliz. Al final, se acaba cogiendo el gusto a que la gente entienda a la primera lo que le quieres decir.