Usamos el adverbio cuando queremos añadir matices a los verbos (hablar deprisa), a los adjetivos (increíblemente guapo) y a otros adverbios (sorprendentemente tarde). O sea, que en líneas generales indican las circunstancias en las que sucede lo que sucede: lejos, asiduamente, demasiado, ciertamente, bien, cuando…
Ay, pero los adverbios son como la cervecita con patatas del aperitivo: contienen muchas calorías vacías, no alimentan y es imposible conformarse con una sola ronda. Por eso deberíamos reservarlos para las ocasiones especiales si no queremos que nuestros textos acaben con unos cuantos kilos de más.
Porque a menudo los adverbios no añaden ninguna información necesaria. Y mucho menos los terminados en –mente, auténticas grasas saturadas del diccionario. No solo invaden los textos con palabras muy largas sino que, además, con su terminación clónica generan rimas internas muy poco favorecedoras. Qué necesidad hay de escribir o decir:
Estaba completamente fascinada con aquel morenazo. Lo miró intensamente hasta que él, absolutamente seducido, la invitó a dar una vuelta en su yate
Con lo bien y sencillo que queda:
Estaba fascinada con aquel morenazo. Lo miró con intensidad hasta que él, seducido, la invitó a dar una vuelta en su yate
Ojito, porque estos súbitos ataques de adverbios terminados en -mente tampoco funcionan aunque solo demos la terminación al último. Parece más literario, pero sigue siendo vacío… y cursi:
Ambos se marcharon lenta, suave y sensualmente
¿Y cuando los convertimos en superlativos? Uf.
Junto al puerto se besaron acaloradísimamente
Es frecuente aunque no correcto usar los adverbios con el significado de «desde el punto de vista». Como en estos ejemplos:
*Su relación, sentimentalmente hablando, me trae al fresco
*El encuentro íntimo se vio físicamente afectado por el mareo que se pilló ella a causa del oleaje
*Ambas son personas económicamente bien dotadas
Lo adecuado es eliminar todos esos adverbios.
Su relación me trae al fresco
El encuentro íntimo se vio afectado por el mareo que se pilló ella a causa del oleaje
Ambos tienen mucho dinero
El caso es que la mayoría de las veces podemos evitar los adverbios y usar locuciones mucho más ligeras.
Frecuentemente = con frecuencia = a menudo
Lujosamente = con lujo
Raramente = raras veces = pocas veces = ocasional
Seriamente = con seriedad = en serio
Afortunadamente = por suerte
Digámoslo ya, los adverbios terminados en –mente son feos. Quizás por eso García Márquez los detestaba. Así nos lo cuenta en Vivir para contarla:
«La práctica terminó por convencerme de que los adverbios de modo terminados en -mente son un vicio empobrecedor. Así que empecé a castigarlos donde me salían al paso, y cada tanto me convencía más de que aquella obsesión me obligaba a encontrar formas más ricas y expresivas. Hace mucho tiempo que en mis libros no hay ninguno, salvo en alguna cita textual».
Entonces, ¿el adverbio pa cuándo? Pues para esas situaciones en las que hace falta de verdad porque nada expresa mejor lo que queremos decir. Como en este verso que el poeta Dámaso Alonso dedicó a un árbol:
«¡Oh, suave, triste, dulce monstruo verde, tan verdemente pensativo».
Este «verdemente» sí que es necesario por creativo, expresivo y bello.
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