Tú a la música y yo a la letra

El Libro rojo de Cálamo y Cran

Mari Tilde:

Me encanta la música y, aunque mis padres dicen que sería un error, quiero dejar el Bachillerato para dedicarme a la Crítica Musical. No soy como esos modernos que solo hablan de «Trap», ni como los pavisosos que adoran el «Folk» y el «Pop» o como los malotes «Rockeros». No: a mí me gustan todos los Géneros Musicales, incluido el «CantaJuegos» con el que me inicié en el mundo de las Corcheas. ¿Podrías convencer a mis padres de que me dejen seguir mi vocación?

Gerardo Remifa

 

Gerardo, haz caso a tus padres: acaba el bachillerato, con minúsculas, y mientras tanto dedícate a la crítica musical, también con minúsculas, como entretenimiento. Si ves que se te da bien y que empiezas a ganar un dinerillo con ello, fórmate a fondo… y luego hablamos.

Veo en ti cierto enardecimiento por la música. Y no me refiero solo a esa pasión, algo hormonal intuyo, que vuelcas en tus palabras, sino que hablo más bien de las mayúsculas que usas para referirte a todo lo relacionado con la música. Y es que la letra capital al comienzo de las palabras expresa respeto, sí, pero también exaltación. Así lo indica el ortógrafo José Martínez de Sousa.

De modo que los géneros musicales no deben llevar ese tamaño grande al principio del nombre, puesto que son sustantivos comunes: rap, folk, pop… Tampoco hay que ponerles comillas ni cursivas a todos, aunque sean palabras extranjeras. Las que acabo de nombrar se han lexicalizado, es decir, convertido en términos españoles. Pero hay otras, mucho más viejunas como rock, blues, jazz… que sí hay que escribirlas en cursiva. Sin embargo, rocanrol y roquero están plenamente admitidas y se escriben en redonda. Ya ves, descompases de la RAE que decide esto o lo otro según suene la flauta.

Tampoco necesitan mayúscula las notas y figuras musicales pues, aunque parecen nombres propios, en realidad no lo son.

Sí la llevarían solo en la primera palabra, salvo que los creadores los formulen de otra manera, los nombres de los discos, tal y como has escrito CantaJuegos. También hacen falta las cursivas, porque estamos hablando de nombres de obras, y un disco lo es. ¿Comillas no? No. Esas las dejamos para las partes de una obra, o sea, para cada canción que completa el disco. Y la mayúscula inicial que no falte. Así, cuando eras niño bailarías al ritmo de «Soy una taza» del disco CantaJuegos.

Inconsciente Gerardo, si vas a escribir sobre música has de saber que los nombres de los grupos van en redonda y con caja alta en todas las palabras significativas. Como esos bártulos que desplazan en las giras, las mayúsculas van también con ellos en sus sustantivos, adjetivos, adverbios… y en el artículo con el que empieza el nombre: El Canto del Loco, Parálisis Permanente, Mojinos Escozíos, El Último de la Fila…

La mayúscula se mantiene cuando te refieres a cada miembro del grupo: un Planeta, el Mojino solista, todos los Pereza… Si lo escribieras en minúscula, sería más difícil de entender. Fíjate en la confusión:

–Tío, me encantan todos los secretos.

–El salseo mola, cuéntame alguno.

–¿Algún qué? Qué dices, tío.

–Algún secreto, tío, que estás empanao.

–Que no, coño, los secretos grupo. Tú sí que estás empanao. Ya sabes, déjame y tal.

–Que ya te dejo, joder. Cómo te pones.

–Que no, ostias, la canción déjame.

–Cómo quieres que te entienda si no pones las mayúsculas.

¿Y los festivales? Pues escribimos su nombre igual que el de los grupos, en redonda y con mayúscula en todas las palabras significativas: Mad Cool, Bilbao Blues Festival, Flamenco On Fire… Pasa lo mismo al nombrar los recintos que acogen los conciertos: La Cubierta de Leganés, Palau Sant Jordi, Palacio de Congresos de Granada, etc.

Extranjerismos como backstage, cover, staff, merchandising… hay que escribirlos en cursiva, como toda palabra foránea. O, mejor aún, en su traducción española: bambalinas, versión, equipo, comercialización… Reconozco que no suena igual de chulo, Gerardo, de manera que mi consejo es que, ya que escribirás de manera informal, pasa de todo y lánzate a los extranjerismos sin cursiva ni comillas. A estas alturas creo que es más cargante leer un texto plagado de ortodoxos cambios tipográficos que con palabras extranjeras que todo el mundo entendemos. Posiblemente acabe pasando con ellas como con mánager, que está plenamente aceptado por la RAE. Eso sí, hay que ponerle la tilde.

Y los neologismos del estilo de autotune, bachatango, eurofan, regetón, telonear, etc.  tampoco precisan ninguna cursiva ni mayúscula.

Resumiendo, apasionado Gerardo: sigue con tus estudios, que la adolescencia se pasa y con ella sus errores tan mayúsculos como acabar convertido en un nini. Así escrito, nini, con letras tan minúsculas como las posibilidades de salir adelante en la vida sin haber estudiado.

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