Mari Tilde:
Estoy harta, me voy. He decidido a coger el primer ferry y dejar mi archiconocido Cádiz para llegar hasta África, practicar el Árabe con Marroquíses y Argelís y dar el salto hasta Grecia. Desde ahí iré en auto-estop a donde me lleven. Mi sueño es terminar e Beijin. No me importa vivir de trabajos esporádicos y algunos ahorrillos porque tengo sed de aventura. Y si no lo hago ahora, que todavía soy joven, ¿cuándo lo haré?
Hüida Mepiro
Nunca, Hüida, no hace falta hacerlo nunca. Mírame a mí, que sacio mi necesidad de aventura en mi biblioteca y aquí sigo tan ricamente.
Me preocupa que hagas este viaje sola, me preocupa que te gastes los ahorrillos y me preocupa que no sepas cómo escribir tantas cosas relacionadas con los viajes… En resumen, Huida: me preocupas.
Pero vamos a lo que de verdad me compete, que es enseñarte a escribir bien. Para empezar, no pongas ferry sino ferri y ferris, que es como se anota en español. Y, como recomienda la RAE, cuando existe una palabra extranjera que ya se ha españolizado, es preferible usarla. Es el caso de zódiac, kayac (aguda y sin tilde, como ves), sidecar… e incluso parquin.
Veo, y me alegra, que has escrito «archiconocido Cádiz». Muy bien ese adjetivo en masculino propio de los nombres de lugares que no terminan en a. Pero has de saber que, cuando nos referimos a las ciudades, podemos usar el femenino: bella Jerez, lluviosa Oviedo, divertida Albacete.
Los nombres de las lenguas son comunes, por lo que no procede esa mayúscula que has encasquetado a árabe, por mucho que te guste hablarlo. Seguro que no sabes que pueden abreviarse siguiendo unas normas internacionales, que lo hacen teniendo en cuenta su idioma, y que árabe puede quedar reducido a ara, griego a ell, armenio a hye, y chino a zho. No llevan punto porque son códigos, no abreviaturas.
Y la lías parda, intrépida Hüida, no solo con tu afán de aventuras, sino también con los gentilicios. Es verdad que la formación de estas palabras carece de reglas precisas, y que lo mismo escribimos zamorano que austríaco, y cordobés que español, andaluz o madrileño, cada una con su sufijo. Pero, querida viajera errante, «Marroquíses» y «Argelís» son un despropósito con esas terminaciones incorrectas y con una mayúscula que no corresponde a un nombre común ni a un adjetivo. En caso de duda, busca en el diccionario y encontrarás marroquí y argelino. Ay, como consultes los mapas tan poquito como el DRAE…
¡Y por tu madre no hagas «auto-estop», ni autoestop, ni tampoco autostop, que es como se escribe correctamente esta palabra extranjera! Pocos términos en español llevan guion, que aunque es pequeño tiene diversas y claras funciones.
Tu sueño es terminar en «Beijing», y el mío que no te vayas de aventuras, sí te pidas unas vacaciones y viajes por tu provincia, que tiene unas playas preciosas y una luz que dilata las pupilas a Feijoo. Y que escribas el nombre de esa ciudad en nuestra lengua, Pekín, porque lo de Beijing es tan incorrecto entre hispanohablantes como llamar London a Londres, New York a Nueva York y Shanghai a Shanghái.
En fin, hastiada Hüida, que no me quedaré tranquila hasta que me confirmes que no coges ningún ferri rumbo a la desgracia. Pero, si lo haces, llévate un spray de pimienta porque, como decía el rey Lear: «Hay escasez de almas en las que se pueda confiar». Y ten una muda siempre limpia en la mochila… por lo que pueda pasar.