¿Cuál es el plural de sed? ¿ Y el de salud o caos? ¿Y qué hay de singular en la oración Deja los bártulos, coge tus enseres y echemos un vistazo a los alrededores? La lengua tiene rarezas que la razón no entiende, y a la siempre didáctica Mari Tilde le encanta hablar de esas palabras raras.
El singular que busca pluralizar
Mari Tilde, soy alguien muy especial… por no decir raro. No me veo como las demás personas y, aunque no reniego de mi singularidad, a veces me siento solo. Empieza a preocuparme no saber sobrellevarlo hasta el final de mis días. ¿Te pasa a ti lo mismo? ¿Crees que debería hacer un esfuerzo y socializar algo más?
Manolo Estaso Lito
Manolo, sí creo que deberías socializar porque algunos ratos de soledad están muy bien, pero las mejores cosas de la vida suceden en compañía. Haz el esfuerzo, ya que el mundo está lleno de raritos como tú (no como yo, que a mí eso no me pasa) y codéate con quienes sean singulares también.
Lo que te ocurre a ti, esa manía de ir solo por la vida, me recuerda a algunas palabras que son algo raras: las singularia tantum. Se trata de sustantivos que carecen de plural (ese tantum significa solo, que es como tú empiezas a sentirte) y encontramos muchos ejemplos en nuestra lengua: perejil, leña, importancia, vigor, salud, amparo, sed, caos, cobijo, seguridad, zodíaco, diversión…
Que sean así no significa que no podamos crear el plural con ellas, lo que pasa es que hay que hacerlo con intención porque de manera natural no sale (como tú, que deberás esforzarte en salir y conocer gente). Por eso no decimos Corta más leñas, ¿Lees los zodíacos de las revistas? ni ¡Tengo unos caoses en el trabajo! Sin embargo, sí podríamos darle un giro a esa singularidad y escribir No presumas de vigores que no es para tanto o Me pone nerviosa cuando se da esas importancias. Como ves, ese plural lo dota de cierto retintín algo malintencionado.
En el polo opuesto a ti se encuentran las personas que nunca están solas porque no saben. Como ellas, también hay palabras que no admiten el singular. Son las, como ya puedes imaginar, pluralia tantum. También hay muchas en nuestro idioma: nupcias, entendederas, bártulos, honorarios, redaños, Andes, Pirineos, celos, modales, trizas, fauces, alrededores…
Algo muy singular de estas palabras en plural es que suelen referirse a cosas incontables, o sea que no admiten cantidad. Por eso, cuando por fin socialices y encuentres el amor, aunque te cases solo una vez celebrarás tus nupcias con alguien a quien ames con las entrañas y te llevarás tus enseres a la luna de miel en, si te da el presupuesto, los Alpes.
Pero, como tantas cosas en la sorprendente vida de las palabras, esto no siempre es así y las pluraria tantum a veces son contables, como las gafas, las pinzas, los altibajos, las vacaciones… que pueden tenerse no solo a pares sino también a montones.
Mira, Manolo, déjate de soledades, no vuelvas a las andadas ni vivas a medias. Que el mundo está lleno de personas especiales como tú que están deseando compartir rarezas. E, insisto, yo no soy una de ellas.