Podrías pasarte toda una vida sin utilizar el punto y coma y no echar de menos jamás este signo de puntuación. Sin embargo, tiene sus funciones y conocerlas puede resultarte útil. Como siempre, deberás confiar en la sabiduría de Mari Tilde.
La irritable del colon imperfecto
Mari Tilde:
Te escribo porque la mala educación de la gente me revuelve las tripas; Y es que los vecinos del bloque me irritan; porque ponen la música muy alta; fríen pescado ¡todos los días!; y conviven con perros que ladran; niños que gritan; adolescentes que se quejan…; Todo eso me saca de quicio; Me pregunto si el problema soy yo o esta sociedad tan estomagante.
Iria Iracunda
Iria, no tienes un problema sino varios: no eres empática, resultas irascible, te faltan recursos elementales para convivir y, además, ¡usas fatal el punto y coma! ¿Pero qué disparate es ese de escribirlo en lugar del punto y de la coma? ¡Eso sí que revuelve las tripas!
El punto y coma, antiguamente llamado colon imperfecto, no se utiliza cada vez que hay que hacer una separación sino en tres ocasiones.
- Para separar los elementos de una enumeración que contienen comas porque, casi siempre es por eso, incluyen incisos. Mira:Mis vecinos son insoportables: Juan, del 1.º D, pone la música muy alta; María, la ecologista, tiene tres perracos; los hijos de Lucía, en el 2.º A, no paran de gritar…
Como ves, si no escribiéramos el punto y coma después de cada elemento de la enumeración, incluida su explicación o inciso, sería difícil ver dónde empieza y dónde termina. El punto y coma nos salva de este caos tan irritante como la actividad vecinal de tu bloque. - Para introducir oraciones subordinadas que incluyen conectores al estilo de por tanto, así pues, no obstante, en definitiva… Los conectores son esas palabras o grupos de ellas que unen, o sea conectan, unas partes del texto con otras. Se suelen aislar del resto de la oración mediante una coma.
Está muy bien optar por los conectores para relacionar las ideas. Por ejemplo:Yo creo que el problema es tuyo, Iría; por tanto, deberías aprender a tomarte esas puñetas cotidianas con cierta filosofía.
Quizás tu irritación te haya impedido observar que podemos prescindir de ese punto y coma y escribir en su lugar un punto:Yo creo que el problema es tuyo, Iria. Por tanto, deberías aprender a tomarte esas puñetas cotidianas con cierta filosofía.Incluso es posible usar una simple coma y no aislar el conector:
Yo creo que el problema es tuyo, Iria, por tanto deberías aprender a tomarte esas puñetas cotidianas con cierta filosofía.
- Y, mira tú por dónde, también usamos el punto y coma justamente para ahorrarnos esos conectores entre dos enunciados que tienen cierta independencia:Yo creo que el problema es tuyo, Iria; deberías aprender a tomarte esas puñetas cotidianas con cierta filosofía.Considera la posibilidad de irte a vivir a una isla solitaria; la condición humana es como es.
Como ves, airada Iria, casi nunca es necesario ese punto y coma que tú has sobreexplotado. No puede realizar la función de una coma ni de un punto, aunque estos sí son capaces, en ocasiones, de suplantar al colon imperfecto.
Tan imperfecto como la propia vida y que no va seguido de mayúscula; cuidadín.
Déjame que puntúe tu queja, esta vez sin tus errores irritantes.
Te escribo porque la mala educación de la gente me revuelve las tripas. Y es que los vecinos del bloque me irritan porque ponen la música muy alta, fríen pescado ¡todos los días! y conviven con perros que ladran, niños que gritan, adolescentes que se quejan… Todo eso me pone de los nervios. Me pregunto si el problema soy yo o esta sociedad tan estomagante.
Iria, ya que cada quien tiene derecho a hacer en su casa lo que le venga en gana, mi consejo es que cierres las ventanas y te pongas una música relajante.
O, mucho mejor, ¡échate a la calle a disfrutar de la bulliciosa pero perfecta vida de barrio!