Plurales singulares

El Libro rojo de Cálamo y Cran

Un pluralista bastante singular: palabras con plurales difíciles

Mari Tilde, soy queer y, como tal, abrazo las pluralidades. Pero en mi instituto solo veo infinitos sís a las discriminaciones, sin ays que lamenten las exclusiones de singularidades como las mías. Carezco de tabúses y veo en mí múltiples yos que quiero manifestar sin estreses emocionales. Me planteo la vida como una infinidad de menúses degustación ante los que no privarme de nada. ¿A quién le puede importar? Pues a los gilíes de mis compis y profesores. Menos mal que mis padres me aceptan tal y como soy: sin binarismo de género.

 Luisín Gular

Dispones de todo mi apoyo en esa inclusión de la pluralidad, Luisín. Pero déjame que te diga que tienes que trabajarte un poquito más los plurales ortográficos que, dicho sea de paso, usas en exceso quizás por esa necesidad tuya de defender la diversidad. Asunto, el del plural, casi tan difícil de memorizar y de encontrar su lógica como ser singular en un mundo de mediocres como en el que vivimos. Y sé lo que me digo, que yo también soy rara y tengo lo mío…

Déjame que te aclare algunas cuestiones, que posiblemente tu profe de Lengua haya dejado pasar por falta de tiempo.

Ya sabes que muchas palabras terminadas en consonante tienen el plural en -es: diversiones, juventudes, lugares, estreses… y ayes, no «ays» como has escrito tú, ya que la y griega es una consonante, no una vocal a pesar de como suena. También escribimos ponys, no ponies, aunque espráis, jerséis y gais son el plural de espray, jersey y gay. Un lío, ¿verdad? Pues como la adolescencia misma, y más la tuya, joven Luisín.

Has aprendido, y se nota, que basta añadir una s para convertir en plural las palabras que terminan en vocal. Lo has hecho muy bien en yo, cuyo plural puede ser tanto yos como yoes. Sin embargo, podemos decir sofás y sofaes —sí, sofaes—, bisturís y bisturíes, tisús y tisúes, bambús y bambúes, esquís y esquíes… Y es que -es para pluralizar en este caso se considera culto, mientras que la simple s encaja mejor en un uso coloquial.

Pero, ay, complejo Luisín, has fallado en tabús y menús, pues has escrito «tabúses» y «menúses». Ya sé que rechazas la separación binaria de los sexos, pero no por eso puedes incluir en una misma palabra y a la vez dos maneras de crear el plural. U optas por s u optas por -es.

El plural de , como el de no, solo es síes y noes. ¿Por qué, si terminan en vocal y bastaría una s, como pasa con ñus, tés, fes…? ¿Porque se trata de monosílabos a los que hay que añadir -es, como sucede con col y coles, tos y toses, rey y reyes, son y sones? Pues no, ya que estas palabras terminan en consonante y, por eso, se les añade la clásica terminación -es. La razón es que las normas ortográficas están plagadas de preciosas rarezas como tú, y quizás como yo, lo que complica algo las cosas pero también las hace más emocionantes. ¿No crees?

Así, el plural de la nota musical si sí es sis y de gilí, gilís —no «gilíes»—, con la simple s pluralizante de los sustantivos que terminan en vocal. Y los nombres comunes llanos acabados en s o en x, como cáctus y tórax, se escriben igual en singular y en plural. Pasa lo mismo y por idéntica razón con dúplex, clímax, fénix, crisis y bórax. Aunque pasapurés y ciempiés también se escriben igual sean uno o varios: en este caso, porque se trata de palabras compuestas con un segundo término que ya va en plural. ¿Y fórceps y bíceps? Parece que es porque siempre los vemos de dos en dos, pero no. Es que se trata de latinismos, y estos permanecen invariables… unos sí y otros no, pues podríamos rellenar muchos álbumes de palabras en latín con sus diversos y variados plurales: déficits, hábitats, lapsus, pluses, ítems que nos rodean.

¿Más rarezas? Análisis, diálisis, parálisis tampoco disponen de plural. Porque terminan en s como crisis, pensarás. Pues no: porque son esdrújulas, como trávelin, cáterin e hipérbaton y no añadimos nada a su plural sino que este lo marcamos con el artículo: los polisíndeton, figura retórica que consiste en repetir la misma conjunción en una frase y otra y otra y otra y otra…

Sin embargo la norma no rige con régimen ni con espécimen, también esdrújulas, además de con carácter, llana, ya que añaden a sus plurales el -es típico: regímenes, especímenes y caracteres —así, sin tilde. Como ves, Luisín querido, la ortografía tampoco se decanta por el binarismo: en ella caben todas las posibilidades.

Luego está alguna que otra palabra que no se priva de nada y, como tú, disfrutan del menú degustación que le ofrece la ortografía. Admiten dos formas de plural: clubs y clubes. Pero no hay muchas más, la verdad. ¿Por qué este privilegio? Por el uso: cuantos más hablantes utilizan ambos plurales, más se afianza su uso en la lengua. Por eso creo que cuantas más personas se manifiesten queer, no binarias, con género fluido, de género no conforme, disidentes de género, etc. más gente las aceptará con naturalidad.

Como ves, la ortografía también tiene sus rarezas. Es más, lo raro es completamente normal en el riquísimo mundo del habla.  Así que quien va por la vida con exclusiones y discriminaciones solo manifiesta su enorme ignorancia. Y esa sí que es digna de muchos noes y ayes, extraordinario Luisín.

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