¿Qué papel tienen los microgéneros en la edición profesional?
Año tras año, más jóvenes se suman a la lectura y, en ella, encuentran un mundo de posibilidades donde aprender, sentir, vivir grandes romances o saciar su sed de épicas aventuras. Lo que ha permitido este gran cambio es la superación de esa angustia que todos tenemos antes de empezar un libro y responder, en parte, a una gran pregunta: “¿Me gustará este libro?”.
La experiencia de leer consiste también en llenarnos de valor y empezar un libro que no sabremos que nos gustará hasta que lo leamos. Algo que nos ayuda a guiarnos entre tantos títulos son los géneros que queremos consumir, pero incluso así, existen múltiples temas, tramas y ambientes dentro de cada género. Asimismo, es una lotería acertar con los libros. Para cubrir esta angustia colectiva, ha surgido una gran herramienta: los microgéneros.
¿Qué son los microgéneros?
Todos somos conocedores de grandes géneros literarios como el romance, la fantasía y la ciencia-ficción. Aun así, muchas personas y lectores desconocen géneros establecidos dentro de los que he nombrado. Entendemos un microgénero como aquel tópico o constante entre obras de un mismo género donde el tipo de ambientación, trama o personajes se parecen.
Para poner en contexto, dentro del género romántico encontramos microgéneros como the Romance Dark Academia, the Second Chance Romance y the Grumpy Meets Sunshine. En el primero, ubicamos el romance dentro de una academia con ambientación oscura; en el segundo, el romance se establece entre enemigos o antiguos amantes que se vuelven a cruzar, y, en el tercero, la importancia reside en que el amor aparece entre dos personajes, a priori, muy distintos.
Paralelamente a lo anterior, si nos acercamos al género fantástico apreciamos otros microgéneros, por ejemplo, el realismo fantástico LGBTQ+, que consiste en historias con toques mágicos protagonizadas por personajes de esta comunidad; o también, el Grimdark redentivo que se caracteriza por ubicar obras en mundos oscuros y crueles, pero con una pizca de esperanza y personajes que buscan redimirse. Además, los microgéneros no se mantienen estáticos en un mismo género sino que los mezclan creando, por ejemplo, el Romantasy, que son historias en las que los componentes romántico y fantástico se mantienen en el mismo plano de importancia.
Cómo olvidar la ciencia-ficción como uno de los grandes géneros literarios. Incluso este encierra en su interior microgéneros. El cyberpunk filosófico, que explora dilemas existenciales en sistemas distópicos, y el posthumanismo empático, que narra historias de humanos que coexisten con inteligencia artificial. Otros microgéneros superan el espacio y el tiempo, como el Time Loop Drama, donde los personajes quedan atrapados en bucles temporales.
Finalmente, conociendo todos estos microgéneros entiendo que estos ayudan a que muchos sepamos si ese libro que vamos a empezar nos podrá llegar a gustar. De esta manera, esa angustia que planteo al principio del artículo se ve calmada, pero hasta qué punto necesitamos conocer tanto sobre libros que no hemos empezado.
Es una gran noticia que los jóvenes sean cada vez más fanáticos de la lectura y que los microgéneros los ayuden a decidir sus lecturas, pero ¿eludir la valentía y la angustia que exige el leer supone no vivir plenamente la experiencia lectora?
David Aliste Hernández
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