La perfecta nostálgica

El Libro rojo de Cálamo y Cran

Mi muy apreciada Mari Tilde. Contemplo el pasado con añoranza, pues se trata de un tiempo que para mí fue perfecto. Qué le voy a hacer, mi infancia y mi juventud se me antojan insuperables. Ay, detesto este presente, tan vulgar y convulso. Por eso vivo alejada de la actualidad, porque no encajo en ella. Temo agotar lo que me queda de madurez en este aislamiento, ya que he de confesar que todavía sueño con el amor.

Petra Pretérita

 

Uy, Petra, aislada no encontrarás ese amor que tanto anhelas. ¿Por qué no te apuntas a un club de algo retro? Amantes del tango, de Espinete, del teléfono fijo… Quizás te topes con alguien tan anclado en el ayer como tú y acabéis enamorados.

De todos modos, querida petrificada en el tiempo, déjame que te diga que, por mucho que lo creas, el pasado no siempre es perfecto. Sí, la gramática nos cuenta que el pretérito puede ser perfecto o imperfecto. Eso no significa que carezca de inconvenientes o que sí los tenga sino que expresa una acción acabada… o sin acabar aunque sea del pasado, fíjate qué interesante. También se llaman tiempos perfectivos o imperfectivos, palabras que significan, respectivamente, completo e incompleto. Al fin y al cabo, algo perfecto —como una noche, un dry martini, un cuerpo, tu pasado…— es aquello a lo que no hay que añadir nada, ¿no?

Y, cosas de la lengua, esta perfección o imperfección en gramática son los dos posibles estados del aspecto, curioso nombre que expresa no el exterior de algo sino el tiempo interno de la acción. O sea, que la perfección depende del aspecto, aunque este viene definido por el interior. Como ves, solitaria y madura Petra, las cuestiones temporales están plagadas de misteriosas paradojas.

Por ejemplo, el pretérito perfecto simple de eso que todavía deseas hacer, y que en realidad de simple tiene muy poco, es yo amé, tú amaste, él amó… Como ves, se refiere a un tiempo indefinido y más o menos remoto aunque muchos hispanohablantes lo usen, y muy bien, para referirse a hace un instante o a esta mañana:

Hoy, en el desayuno, te amé como nunca antes lo hice.

Del mismo modo, el perfecto compuesto conjuga el verbo haber y añade un participio que, además de ser invariable, siempre expresa una acción culminada: yo he amado, tú has amado, él ha amado… Da la impresión de que, aunque ese amor ya terminó, aún no está muy lejos y todavía disfrutamos del regusto que nos deja. Y es que usamos el pretérito perfecto compuesto para hablar a un tiempo específico reciente o en el que todavía nos encontramos o sentimos: siempre, nunca, esta madrugada, ayer por la tarde, hace un rato… nos hemos amado.

¿Y cómo son los aspectos imperfectos?, te preguntarás, aún empotrable Petra. Pues te sorprenderá saber que el pretérito imperfecto o copretérito tiene bastantes y útiles usos, por lo que tan imperfecto no será.

Para empezar, manifiesta cortesía:

Señorita, ¿necesitaba un poco más de cariño? Todavía me queda bastante.

Además, expresa una intención:

Verá, imaginaba que algo de compañía amable podía agradarle.

También introduce algunas recomendaciones:

Pst, Petra, este tipo es un plasta; yo que tú no le hablaba.

Y habla de cambios generados:

Antes no buscaba el amor, me llegaba solo; ahora tengo que perseguirlo.

Y del futuro:

El año pasado me dije que esta primavera me enamoraba como una perra.

Pero, sobre todo, comunica acciones que se producían de manera continuada en un pasado más o menos concreto:

En mi juventud vivía feliz y contenta, nada me perturbaba.

Además de mostrar hechos que se verifican a la vez que otros, también pasados:

Cuando menos lo perseguía, encontré el amor.

Y luego, varada Petra, está el pretérito pluscuamperfecto. O sea, más que perfecto; eso es lo que dice ese plus del prefijo. Nos cuenta una acción perfecta, o sea, terminada, que se produce antes que otra igual de perfecta. Para formarlo pasamos a pretérito imperfecto, curiosamente, el verbo haber y añadimos un participio que, como tal, expresa una acción concluida. Ha de complementarse con otra oración que incluya un pretérito perfecto simple.

Ya me había percatado de lo que te pasaba, Petra, cuando empecé a leer tu carta.

¿Y por qué te cuento todo este rollo tan sesudo sobre el pasado?, querrás saber, Petra caducada. Pues porque, y aquí es donde quería llegar, ¡el futuro también puede ser perfecto! En concreto el compuesto, que es como quieres acabar tú. Y es que este término, compuesto, es el participio del verbo componer, que significa algo así como formar un todo a base de varias partes. ¿Acaso no es eso el amor y la pareja, incluso la familia o una simple compañía? De modo que ¿cómo no vas a tener un futuro compuesto y perfecto, amable y amorosa Petra? Seguro que…

Cuando acabe la primavera habrás encontrado el amor, que disfrutarás como en los viejos tiempos o más.

Y mientras tanto, Petra de mis entretelas, disfruta de las personas sin juzgarlas ni compararlas con tus amores de otros tiempos. Cada etapa tiene sus cosas y tal vez tu pasado era perfecto porque tú eras joven, no porque todo fuera inmejorable. No rebusques en el baúl de los recuerdos. Escucha a Karina, que todavía sale en la tele y aún nos recomienda: «Vive siempre con ilusión, mirar hacia delante es vivir sin temor. Porque todo llega a su fin, después de un día triste nace otro feliz». ¡Despetrifícate, Petra!

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