Como profesora una de mis mayores satisfacciones es mantener contacto con los y las alumnas que pasan por mis cursos de edición. Y muchas son las veces que me escribís para contarme cómo os ha ido. Para mí siempre es un placer.
Hace unos días me escribió José Antonio Castro, a quien tuve la enorme suerte de tener como alumno en el Experto de Edición Profesional este año, y me dio una sorpresa maravillosa: un extraordinario proyecto editorial hecho realidad. Quiero que veáis cómo se hace posible y también, lo confieso, me siento tan orgullosa de mis alumn@s que no he podido evitarlo.
¿Cómo fue tu proceso para seleccionar los diecinueve relatos que forman esta antología?
En realidad, hubo dos procesos claramente diferenciados. Catorce relatos han sido escritos por autores con una trayectoria literaria reconocida, alguno de ellos ganadores de premios literarios como el Premio Minotauro, el Premio Internacional de Novela Pérez Galdós, el Premio Letras del Mediterráneo, el Premio Festival Cubelles Noir o el Premio BMB de novela negro. Me puse en contacto con ellos directamente. Algunos ya los conocía personalmente o había trabajado con ellos antes, por lo que tenía plena confianza en su calidad literaria, que era una premisa fundamental. Otros fueron recomendaciones de amigos cercanos en los que confío plenamente. La mayoría de los autores aceptaron participar con mucho entusiasmo desde el principio, aunque algunos necesitaron más tiempo para decidirse. Pero al final, la calidad de la propuesta terminó por convencerlos a todos.
Los cinco relatos restantes surgieron de un certamen literario. Queríamos fomentar la creatividad y brindar visibilidad a nuevos talentos literarios, permitiéndoles compartir espacio con autores ya consagrados. Fue un proceso exigente pues recibimos más de cien propuestas, y todo un reto para el jurado porque la calidad de muchos de ellos hizo difícil la elección. Sin embargo, logramos llegar a un consenso, y elegimos cinco relatos que son una verdadera maravilla, un gran aporte a la antología.
¿Marcaste directrices específicas sobre el tono o estilo o les diste completa libertad para desarrollar sus relatos?
Con respecto a los autores consolidados, el proceso de trabajo fue bastante flexible. Desde el principio, les dejé clara la temática navideña, pero no impuse restricciones estrictas en cuanto al tono o el estilo. Quería que cada autor aportara su visión personal y única a la antología, respetando su voz creativa. Por eso, les di total libertad para desarrollar sus relatos como mejor les pareciera. Solo les pedí cumplir con algunos criterios básicos, la extensión del texto y los plazos de entrega, para garantizar una buena coordinación en la publicación. Fue muy interesante ver cómo cada autor interpretó el tema navideño de manera diferente, y esa diversidad enriquece mucho el libro.
En cuanto a los relatos seleccionados en el certamen, ya cumplían los criterios principales de calidad, temática y originalidad, que fueron las claves para su selección. Por supuesto los autores también tuvieron que ajustarse a ciertos parámetros, como la extensión, pero, en general, se respetó la forma en la que presentaron sus historias. Esto permitió que los relatos seleccionados aportaran frescura y nuevas perspectivas al conjunto de la obra, en sintonía con los textos de los autores más consolidados.
Con tu mirada de editor independiente, ¿qué viste en cada relato y cuál es el mensaje unitario que contiene esta antología?
Según me iban llegando los relatos y los iba leyendo, más me emocionaba. Todos eran tan diferentes y a la vez tan buenos… En cada uno de ellos encontraba lo que estaba buscando, ese ingrediente especial que hiciera de la antología un menú irrepetible, como un menú de cinco estrellas Michelin. La emoción. Con algunos me reí, con otros me emocioné profundamente, sentí miedo en ciertos momentos; me sorprendieron, me hicieron reflexionar e incluso lloré con otros.
Sin duda, el mensaje unitario de la antología está en esa diversidad de emociones. Aunque cada relato es único, lo que los une es cómo la Navidad sirve como un telón de fondo para explorar sentimientos humanos universales: alegría, nostalgia, amor, soledad, miedo, esperanza, etc. En definitiva, lo que une a todos los relatos es esa capacidad de la Navidad para evocar una amplia gama de emociones y conectar con lo más profundo de lo humano.
La gestión del proyecto editorial muchas veces nos da vértigo porque anticipamos el proyecto con forma final. ¿Cómo la afrontaste? ¿Puedes dar algún consejo a quienes están pensando emprender el suyo?
Sin duda, una experiencia apasionante, pero también muy intensa. Es ese momento en el que todo lo que has trabajado comienza a tomar forma, y aunque genera mucha ilusión, a veces puede abrumarte un poco porque quieres que todo salga perfecto.
Lo que me ayudó fue enfocarme en cada detalle sin dejar que la magnitud del proyecto me sobrepasara. Dividí el trabajo en partes más pequeñas y establecí plazos para cada una. Desde la búsqueda de colaboradores hasta la decisión sobre la cubierta o el tipo de papel, intenté que cada paso se alineara con la visión general del libro.
El primer y más importante paso fue asegurarme de contar con un equipo de colaboradores confiables y expertos en cada área del proceso: desde el ilustrador Javier Martínez Marín, hasta correctores, diseñadores gráficos y especialistas en impresión. Una vez reunido el equipo, trabajé de cerca con todos para asegurarme de que compartieran la misma visión del proyecto. Mantener una comunicación constante y abierta con todos fue clave para evitar malentendidos y ajustar los detalles a medida que surgían nuevas ideas o desafíos.
Si pudiera dar un consejo a quienes están pensando en emprender un proyecto editorial, diría que lo más importante es tener un plan sólido, pero también ser flexible. Aceptar que habrá cambios en el camino es parte del proceso. Además, no hay que dejar de prestar atención a cada detalle, por pequeño que parezca, porque todo suma al resultado final. Y, sobre todo, disfrutar del camino y recordar la pasión que los llevó a empezar ese proyecto.
Con Relatos para soñar tenías muy clara la fórmula de crowdfunding y lo has logrado. ¿Qué ventajas ves en ella como forma de empezar para quienes aún no tienen montada una editorial?
La financiación y la distribución son, sin duda, dos de los retos más importantes al emprender un proyecto editorial. En mi caso, opté por el crowdfunding, y fue una decisión clave y acertada (espero).
La primera gran ventaja del crowdfunding es que te permite validar tu proyecto antes de invertir grandes recursos. Si consigues el apoyo de una comunidad interesada en lo que ofreces, te das cuenta de que tu idea tiene potencial y, además, ya cuentas con un público dispuesto a adquirir el libro. Esto te da mucha seguridad. Otro aspecto positivo es que puedes crear una relación directa con tus lectores desde el principio. A través de la campaña, la gente se siente parte del proyecto y te apoya no solo con su dinero, sino también difundiendo tu propuesta, lo que aumenta tu visibilidad y alcance.
Y por supuesto, el crowdfunding te da una mayor independencia financiera. No tienes que depender de grandes inversiones iniciales ni de préstamos, lo que te permite empezar a pequeña escala y sin tanto riesgo. Eso sí, es un proceso que requiere muchísimo trabajo y dedicación, desde la preparación de la campaña hasta la comunicación constante con tus mecenas. Pero si se hace bien, puede ser una excelente forma de dar el primer paso.
¡Enhorabuena, José Antonio!
Aquí os dejamos el proyecto: Relatos para soñar
José Antonio Castro Cebrián (Chipiona, Cádiz, 1974) escritor y poeta comenzó su andadura literaria con la publicación de los poemarios Anomia y Algazara a finales de los 90. En 2009, hizo su primera incursión en la novela con La última confesión, a la que siguió El cementerio de la alegría en 2012. También es articulista y el creador de La Jungla de las Letras, una plataforma literaria independiente lanzada en 2009 y que se consolidó en 2014 con un equipo diverso de escritores, críticos literarios y periodistas culturales. En 2024, La Jungla de las Letras da un paso adelante al convertirse en editorial independiente, con José Antonio al frente como editor, con su primer proyecto Relatos para soñar.
Icíar Gómez es consultora y profesora de comunicación y edición. Especializada en el desarrollo de estrategias de comunicación y gestión de proyectos para empresas orientadas a maximizar la satisfacción y productividad de los equipos de trabajo. Se licenció en Geografía e Historia en 1998 por la Universidad Autónoma de Madrid y cursó estudios superiores en Filosofía en la UNED. Obtuvo el curso de posgrado en Gestión de Proyectos en Cooperación Internacional al Desarrollo y el certificado de Aptitud Pedagógica en 1999 en la misma universidad. En 2002 realizó el curso General de Edición en Publish-Editrain, continuó formándose con diferentes cursos sobre el proceso productivo editorial en Cálamo y Cran y, posteriormente, se especializó con el curso de Marketing Editorial en el Manager Business School. Complementó esta formación con otras facetas de la comunicación como el título de Perito judicial experto en lingüística forense. Desde el año 2000 ha trabajado en diferentes áreas y procesos productivos muy diversos para editoriales, grupos de comunicación, instituciones y ministerios (El País, Espejo de Tinta, Trea, Leynfor, McGraw-Hill, UNED, Grupo GyJ, AENOR, Fundación Juan March, CSIC, Ministerio de Educación, Banco de España, BBVA). Desde 2005, y durante diez años, coordinó la edición del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia. Desde 2015 se ha concentrado en la comunicación y la gestión de formación de empresas e instituciones.