Por qué InDesign es el programa rey de la maquetación
Si nos ponemos a pensar en el mundo de la maquetación (o como a los viejos dinosaurios nos gusta decir “edición”), vemos que la evolución desde los inicios de la informática de usuario han sido variados y en ocasiones también traumáticos. Desde que las interfaces de usuario gráfico se generalizaron, los programas de maquetación empezaron a tener sentido. Atrás quedaban los viejos sistemas de composición y edición por comandos. Llegaba una nueva manera de ver las cosas, más fácil, más intuitivo, más funcional.
Y poco a poco, empezaron a florecer de la noche a la mañana nuevos programas para cubrir este nuevo espacio de denominada autoedición. Aldus Pagemaker y sobre todo QuarkXpress se hicieron con el trono en un mercado cada vez más profesionalizado.
Eran programas buenos y competentes, sobre todo QuarkXpress, pero eran o demasiado sencillos (Pagemaker) o demasiado orientados al mercado profesional, más complejo. Además por aquella época estaba la guerra de sistemas Win/Mac, que hacía incompatible cualquier mezcla de formato.
Y, de repente, apareció en el mercado InDesign. Adobe, que ya llevaba muchos años con su suite de retoque fotográfico basada en Photoshop e Illustrator se dio cuenta que había hueco para uno más en el mercado. Pensó que si su suite gráfica funcionaba entre sus usuarios, era porque abarcaba todos los niveles de complejidad (desde un novato a un avanzado) de aprendizaje y uso. Lo mismo valían para retocar una simple foto que para crear complejos montajes y dibujos profesionales. Y decidió que era bueno probar en el mundo de la autoedición. Y funcionó.
Apareció InDesign y todo se volvió más fácil. Las cajas de texto fluían más y mejor, las imágenes se podían tratar directamente desde archivos originales de Photoshop o Illustrator sin necesidad de conversiones lentas y absurdas. Todo parecía encajar.
De repente, nos encontrábamos con un programa que abarcaba todos los niveles de uso. Desde maquetar un simple folleto de dos caras hasta un complejo libro con índices referenciados o un periódico de calado mundial como The Washington Post (que usa InDesign, evidentemente). Una herramienta versátil y rápida, de fácil entendimiento y muy polifacética.
Y decimos polifacético porque una de sus mejores bazas es la integración con el resto de programas de Adobe, sus archivos y formatos. A veces, no sabes si estás trabajando con Photoshop, Illustrator o Indesign. Y eso es bueno. Su interfaz gráfica similar y la compatibilidad total de archivos hacen de InDesign un programa potente y muy versátil. Da gusto trabajar independientemente de los formatos gráficos. Simplemente hay que dedicarse a maquetar, a crear, a editar.
Facilidad de uso (dependiendo del nivel que se quiera adquirir, claro), compatibilidad, una integración con la suite de Adobe perfecta, interfaz de usuario sencilla e intuitiva… Todo esto y mucho más hace que este programa hoy en día sea el favorito de un servidor y el buque insignia de muchas de las cabeceras de primer nivel editorial.
Por algo será, ¿verdad?
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