Separar las palabras bien

El Libro rojo de Cálamo y Cran

Mari Tilde, no me andaré con por menores: ha sido mi primer verano separado, con esto lo digo todo. Y ahora, de vuelta a la oficina, añoro el sin fin de placeres y de más: levantarme al medio día en buenas compañías muy lejos del en torno familiar, comer caprichosamente langosta o unas simples medias noches y dejarme llevar por mis pasiones como un con sentido…  A bordo el regreso al trabajo con resignación, pero no estoy dispuesto a probar la carga de tareas que me aguardan. ¿Es la libertad tan bien adictiva? ¿Qué por venir me espera? ¿Qué puedo hacer?

Jordi Vorcio

Un separador recién separado: cómo (no) separar las palabras

Jordi, no tienes que hacer nada especial: la vida por sí sola se encargará de poner las cosas en su sitio. Una semanita más en la oficina y verás que tus libertinas vacaciones se convertirán en un remoto recuerdo.

Veo que la separación te ha afectado bastante (o quizás ya eras así antes), al menos en lo tocante a la escritura de ciertos términos. Porque separas palabras que deben escribirse juntas, aunque así también tienen significado pero distinto al que le das. Has llevado la separación demasiado lejos, desemparejado Jordi.

Verás: los pormenores son los detalles, sí, pero solo si lo escribes junto. Separado se convierte en una preposición y un adjetivo que unidos significan algo así como menos. Se me acaba de ocurrir una solución a tu problema: puedes trabajar menos pero por menor sueldo. Algo parecido pasa con porvenir, que se refiere al futuro pero que separado expresa una inminencia. Ánimo, Jordi, que el cobro de la nómina está por venir.

Algo sin fin carece de final, como te gustaría que fueran las vacaciones, pero un sinfín, así pegadito todo, expresa una gran cantidad, una infinidad. Y no olvido ese y de más tuyo, que está de más cuando quieres poner y demás, pronombre equivalente a el resto de las cosas.

Jordi, me parece muy bien que te hayas separado si la relación no iba como tú querías, pero no admito que separes tan al tuntún entorno, mediasnoches y mediodía. Un entorno es un ambiente, un contexto, un ámbito… O sea, no lo que significa la locución en torno, que es alrededor. Se parecen, porque ambas cosas nos rodean, pero no son lo mismo. ¡Y esas mediasnoches que has partido por la mitad para rellenarlas de un significado distinto! Porque la media noche se refiere a la mitad de la noche, momento del día en el que, si cenas pronto, pueden entrarte ganas de picar algo ligero, como una medianoche de fuagrás o de espárragos con mayonesa. Es uno de esos bollitos salados que tú, parece ser, has devorado con fruición resacosa al mediodía.

Es decir, cuando llevabas medio día, la mitad del día, durmiendo la mona. El primero, mediodía, es un adverbio de tiempo y también un sustantivo, el mediodía; el segundo, un adjetivo cuantificador con un sustantivo igualito que gintonic, pereza y desmadre.

¿Y qué decir de tu con sentido, readolescente Jordi? Que también ha sufrido los estragos de tu divorcio. Tú querías escribir consentido, ese adjetivo que usamos para designar a alguien mimado en exceso. Igual te has quedado sin sentido con tanta juerga y tanta langosta, porque ese con sentido en tu texto es un completo sinsentido.

Vamos con más separaciones traumáticas, al menos para mí: a bordo. Ay, cuánto se notan tus fiestukis en los contaminantes y ruidosos party boats. Pues has de saber que el verbo abordar se conjuga, en su presente de indicativo, yo abordo, tú abordas, él aborda… Y no yo a bordo. Sí, cierto: el origen de ambas expresiones es náutico, ya que la borda es el costado superior de un barco, y siempre podrás decir Yo me quedo tan ricamente a bordo. Pero abordar es aproximarse a alguien o algo, e incluso sumergirse en algún asunto. No los confundas.

A ver, a ver, Jordi… ¿Cómo puedes escribir a probar cuando quieres decir aprobar con el sentido de permitir o dar por bueno? Sospecho que no aprobaste mucho en tu vida académica, algo que no desapruebo porque la educación está como está, pero liarte hasta tal punto… Tienes que venir a probar alguno de nuestros cursos y mejorar tu escritura.

Y sí, separado Jordi, la libertad también es adictiva. Porque se lo pasa uno tan bien a su aire y sin nadie que le diga lo que tiene que hacer… Pero, como cantaba el genial Javier Krahe, no todo va a ser follar.

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