¡Bum! Explosión de onomatopeyas. Uy, las interjecciones

El Libro rojo de Cálamo y Cran

Onomatopeyas e interjecciones


Ufffff, Mari Tilde, con este calor no hay quien trabaje. Es salir a la calle y, ¡PLAAAFFFFFF!, bofetón de calor. Pero en casa pasa igual porque me pongo a dibujar (soy autor de cómics) y, clinclin, las gotas de sudor caen sobre el papel, diluyen la tinta y, aaaaggggghhhh, toda mi creatividad se va a la mierda. Ay, estoy muy chof, ¿tienes algún truquito para los momentos difíciles? ¡Buaaaaa! Mua, mua

Alfonso Noro

 

Alfonso, mi truquito es muy sencillo: invierte en un buen aire acondicionado. Y, si no te da el presupuesto, en un ventilador potente que, aunque solo mueve el aire caliente, al menos su fiu fiu da sensación de brisita.

Se nota que lo tuyo son los cómics, porque tu texto está lleno de onomatopeyas, que son palabras que imitan sonidos, como golpes, caídas, voces de animales, disparos, ruidos orgánicos y de la naturaleza… La RAE las distingue de las interjecciones, a las que define más o menos como términos que expresan impresiones, sentimientos y apelaciones humanas. O sea, que el sonoro chunda, chunda de tu vecino y el miau de su gata son onomatopeyas, pero tus ¡chssss!, ¡jo! y ¡eh! pertenecen al selecto mundo de las interjecciones. Algunos lingüistas consideran que la distinción no está nada clara.

Nos encontramos, achicharrado Alfonso, en el territorio salvaje de la libertad porque la Academia, como excepción, nos deja hacer lo que nos venga en gana. De modo que cualquier onomatopeya o interjección se puede escribir de varias maneras, ya que todo depende de cómo quieras que suene: ¡uy!, ¡uuuyyyyy!, ¡uyuyuyuyuy!, ¡uy, uy, uyyyy!, uy… Y, algo insólito, la RAE nos permite incluso hacer combinaciones de consonantes inusuales en español, como crash, pst, bzzzzz, pche, sssshhhhh…

Y además podemos escribirlas en caja alta o baja, con la repetición de las letras que nos venga bien, siempre sin cursivas ni entre comillas y, eso sí, con exclamaciones de apertura y de cierre en caso de que queramos usar este doble signo de admiración.

Pero, ay, no podían faltar las restricciones, de manera que, ya que te dedicas al asunto, recuerda que cuando repetimos el mismo elemento hay que separarlo con una coma y su espacio correspondiente. ¿Algo te hace gracia? Pues ja, ja, ja en lugar de jajaja. ¿Tu sudor gotea? Dilo con clin, clin mejor que con clinclin. ¿Que quieres expresar cómo suena un viejo reloj? Pues tic, tac mejor que tictac, si bien el tictac ya se ha convertido en una palabra:

Me ponía nerviosa el tictac de su reloj, que resonaba en mi oído: tic, tac, tic, tac, tic, tac…

Pasa algo curioso con algunas onomatopeyas, como gluglú, quiquiriquí, catapum, ring, tararí, chichín…: usadas como palabras debemos acentuarlas siguiendo las normas ortográficas y podemos añadirles plural y un determinante.

Entre los tararís del cuartel, los quiquiriquís de los gallos y los catapum de los obreros, en este pueblo no hay quien descanse.

Pero, eh, Alfonso, no confundas las onomatopeyas ni las interjecciones con los términos de origen onomatopéyico que, en muchos casos, aceptan los sufijos propios de las palabras y se comportan como tales: frufrú, piar, clicar, borboteo, deglutir, ronronear, zigzag, bisbiseo, chapotear, chinchín, tacataca… que claramente imitan un sonido. Con estas no podemos permitirnos las libertades que antes te he contado, ya que son palabras comunes y se ajustan a las normas de la ortografía.

Las onomatopeyas y las interjecciones también pueden incluir un guion cuando expresan una sucesión de sonidos que forman uno solo y continuado. Eso pasa con el ta-ta-ta-ta-ta de una metralleta, el chaca-chaca y el tu-tu-tu del tren, el riá-riá-pitá de las castañuelas, el chin-chin de un brindis o el bla-bla-bla del cuñao que se inventará una exhaustiva explicación sobre por qué tic, tac no se escribe tic-tac… ignorando que se hace de las dos maneras.

Como ves, sonoro Alfonso, la cuestión tiene mucho de batiburrillo porque cada quien puede escribir las onomatopeyas como le guste a pesar de las normas que te he contado: con y sin guion, con mayúscula inicial, todo con mayúsculas, alternándolas con minúsculas… ¡E incluso puedes inventarte interjecciones y onomatopeyas! Ya imagino tu cerebro estrujándose con un crinchchchcgggffff bajo el sudor.

Ains, Alfonso, no eches la culpa de tu pereza al calor. Trabaja desnudo y pon un barreño con hielos delante del ventilador. O, mejor, búscate un amigo con piscina y verás qué gustito te da dibujar entre chof y chof refrescante y el clin, clin de las gotitas cayendo sobre el suelo después de un buen baño.

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