Reflexiones en torno a la educación a distancia en materia de traducción jurídica

El Libro rojo de Cálamo y Cran

Enseñar a distancia traducción jurídica

Durante estos pasados meses de gran incertidumbre, es complicado imaginar sectores que no hayan acusado las consecuencias de la crisis sanitaria, económica y social que nos ha sacudido de manera global. En efecto, los últimos acontecimientos que se han vivido a gran escala han incidido en la concepción de aspectos cotidianos en nuestro día a día y han conducido a cuestionarnos desde cómo restablecer nuestras relaciones sociales hasta las nuevas maneras de abordar la educación.

Los profesionales docentes hemos asistido a una situación desconocida hasta el momento que nos ha hecho replantearnos nuestra labor y nuestra misión para con los alumnos. El abrupto cierre de las universidades ha constituido una medida sin precedentes que nos ha obligado a reformular nuestra profesión, pasando de la docencia presencial a la no presencialidad. Con ello, ha venido la utilización de nuevas herramientas para las que, ciertamente, no hemos sido preparados ni formados. Al final, la buena voluntad ha sido el principio rector de nuestra actuación, que actualmente está dando sus frutos en forma de agradecimiento por parte de los alumnos y buenas calificaciones en las materias impartidas online.

Personalmente, la experiencia vivida en relación con la docencia que imparto en la Universidad no ha resultado muy distinta de la labor que vengo realizando durante años como traductora jurídica. En esta demandada profesión, la no presencialidad suele ser la norma general. Los traductores jurídicos solemos trabajar a distancia a lo largo de todo el proceso de nuestro negocio: desde la labor comercial de captación de clientes hasta la entrega final del encargo de traducción, que suele realizarse por medios telemáticos.  Asimismo, tenemos ya incorporadas muchas de las herramientas de aprendizaje y desarrollo que hoy en día están siendo más necesarias que nunca. Nuestra compañía cotidiana es el ordenador, los libros, nuestros glosarios y anotaciones, … y nuestra experiencia como bien más preciado.

Los traductores jurídicos hemos sido testigos de varias crisis y, precisamente, factores como el componente internacional de nuestra actividad, así como el lugar común que implica trabajar a distancia, han resultado la piedra angular del éxito de nuestro periplo profesional. Los traductores en general -y los jurídicos, en particular- ya hemos interiorizado muchos de los requerimientos que la actualidad demanda como novedosos e imperiosamente necesarios en estos tiempos que eran difíciles de imaginar hace unos meses.

Por todo ello, la apuesta por una formación en la profesión de traductor jurídico es, más que nunca, a caballo ganador. Tal y como comienza esta reflexión, es difícil imaginar algún sector que haya quedado indemne en la crisis que ha azotado los pilares de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, durante estas semanas, se han concluido cientos de contratos de compraventa internacional de material sanitario. Algunos se han llevado a cabo sin problemas y otros, con toda seguridad, acabarán siendo discutidos en sede judicial o arbitral en procesos que generan multitud de documentos jurídicos internacionales. Lamentablemente, hemos asistido a situaciones sin precedentes, como la deslocalización de trabajadores sanitarios de otros estados para poder abordar una demanda que creció exponencialmente y necesitó de una actuación rigurosa y eficiente. Son muchas las situaciones en las que se requiere que las partes de las relaciones jurídicas se entiendan. Y ello va más allá de la mera actividad lingüística que integra una sección del proceso traductológico: es necesario dominar técnicas de Derecho Comparado y herramientas específicas de traducción especializada.

En definitiva, se puede afirmar que sí que existen sectores que, a pesar de los caóticos avatares de los que hemos sido testigos recientemente, no han disminuido su actividad. Uno de ellos es el de la traducción jurídica. Y otro, la educación a distancia. En nuestro curso de Traducción jurídica, te ofrecemos una formación de primera línea para que puedas incorporar a tu experiencia académica y profesional las mejores herramientas. Es tu oportunidad para desarrollar tu carrera como traductor jurídico y apostar por una profesión que no conoce de fronteras ni de crisis.

En el próximo mes de julio, te ofrecemos esta formación con las técnicas más innovadoras de formación online, para que puedas adquirir estos conceptos de una manera óptima.

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Patricia Gómez

Patricia Gómez

Directora de Marketing en Cálamo y Cran Licenciada en Traducción e Interpretación e Intérprete Jurado de lengua inglesa desde el año 2007

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