Actualizado en junio de 2022
Terminé mi formación, acabé mi curso de traducción, ¿y ahora qué? (Parte II)
La semana pasada os expuse algunas propuestas prácticas para esas primeras andaduras profesionales, una vez acabado el curso, por ejemplo, de traducción (pero igualmente válidas para un curso de corrección, de maquetación, etc.). En concreto, hablamos de:
- La preparación y el envío del CV.
- Ánimo con esa disposición mental.
Hoy trataremos lo siguiente:
3. Complementos de formación.
4. La conexión con el mundillo profesional.
5. ¡Al ataque! La iniciativa personal.
- Tercero: complementos de formación.
Mientras buscáis colaboraciones con empresas, para no quedaros quietos, puede ser interesante completar la formación con alguna especialización (traducción médica, jurídica, corrección de estilo, maquetación, etc.), algún curso complementario que aporte un plus a vuestros servicios (corrección para mejorar la calidad de los textos, herramientas informáticas para sacarle más partido a Office o a los programas que utilicemos, etc.). Las formaciones de este tipo suelen ser breves, pero muy eficaces, y dan bastante seguridad, porque refuerzan mucho nuestro conocimiento general. Además, siempre resulta agradable aprender algo nuevo. Tampoco es cuestión de formarse hasta el infinito, pues supone una inversión de tiempo y de dinero, sino de seleccionar las dos o tres competencias adicionales que aporten un valor añadido a la profesión que estamos deseando estrenar.
- Cuarto: la conexión con el mundillo profesional.
Desde que, en 2006, yo misma terminé el curso de traducción (deberíamos crear un grupo: “Yo también soy antiguo alumno de Cálamo y Cran y he sobrevivido para contarlo”) hasta hoy, el mundo laboral del autónomo ha conocido un bum alucinante, sobre todo gracias a las redes sociales. En mi época (bueno, mi época: hace seis años, tampoco queda tan lejos…), existían los foros de traductores y algunas asociaciones; sí que había movimiento. Pero hoy la cosa se ha disparado; el movimiento asociativo y la presencia profesional en Internet son un estallido y evolucionan a toda velocidad. Los profesionales están cada vez más presentes y accesibles en Internet. Son gente como nosotros —no grandes estructuras ni medianas empresas—, personas que ofrecen sus servicios y que crean sus propios blogs profesionales, sus páginas web, que cuentan en público sus experiencias, y los tenemos en Facebook, en Twitter, luego unos se enlazan con otros… Hoy se comparte más información que en ninguna otra época, y a los que estéis empezando la andadura profesional os animo a que consultéis este tipo de páginas y a que os intereséis por las experiencias ajenas, que al fin y al cabo no son tan ajenas:
– Los blogs, webs, etc., son iniciativas de profesionales “adictos” a la calidad del trabajo y que sienten vocación por la profesión, o de lo contrario no se expondrían públicamente. Y es una calidad contagiosa, que nos da una idea del listón que conviene mantener, y nos infunde ganas de aportar nuestro granito de arena.
– Es una calidad que se retroalimenta, pues unos colegas se envían a otros, se citan, se complementan. Si un traductor habla de localización, otro lo hace de cómo optimizar la jornada de trabajo, otro da consejos de ergonomía, o ejemplos de malas relaciones con clientes, hay quien brinda consejos de errores que conviene evitar al enviar nuestros encargos, y quien ofrece enlaces con recursos utilísimos de lengua, diccionarios, glosarios, etc.
– Son personas normales que un día también empezaron desde cero, como nosotros. De hecho, los que estamos en esto solemos tener la sensación de estar empezando siempre, de iniciar siempre proyectos nuevos, y es una sensación muy satisfactoria. Es verdad que, recién terminado el curso, todavía no tenemos “bagaje”. Pensaréis: “Esta es una optimista. Qué voy a escribir yo, que no he empezado nada”. Paciencia. Todo llega. Tampoco hace falta que os pongáis a escribir un blog ya mismo ni nada de eso. Pero estar abierto mentalmente a las experiencias de otros hará que la cosa vaya más rápido y os motivará más, os dará pinceladas de realidad… En fin, tanto testimonio puede parecer un poco abrumador al principio, pero en realidad debería infundirnos ánimos y alimentarnos.
Y aprovecho para enlazar con la última fase de este post.
- Quinto: ¡al ataque! La iniciativa personal.
Algunos consejos añadidos de iniciativas que debemos tener en todo momento nada más terminar un curso:
– El boca a boca y los contactos personales son lo que da resultados más rápidamente. Decidle a todo el mundo, a vuestras familias, amigos, conocidos, loros que lo repitan, a todos, ya mismo, que sois traductores, correctores o maquetadores, lo que seáis, y que sois unos buenísimos profesionales.
– Imagen: cread tarjetas profesionales (baratitas) para repartirlas a diestro y siniestro, y poned una firma profesional en vuestro correo electrónico: Traductor EN>ES, FR>ES, Corrector profesional, Maquetador y diseñador, etc.
– También os animo a que creéis enseguida vuestra propia página web, a la que podéis remitir en vuestro CV. Es una parte visible muy llamativa. Hoy tenemos a nuestra disposición todo tipo de plantillas sencillas, vistosas y fáciles de manejar por los usuarios medios. Tener una página web sencillita da una apariencia muy profesional a nuestro trabajo. Además, da una gran satisfacción tener una identidad profesional propia.
Esta parte del escrito trata de luchar contra las barreras mentales, contra prejuicios como la “avanzada edad” y también contra el pesimismo de la dichosa crisis, que nos tiene hartos. Nunca es demasiado tarde para ofrecer servicios. Al revés: en estos casos, la edad puede ser un vehículo de experiencia. Y aunque no sea experiencia en el campo concreto en el que queremos empezar a trabajar (traducción, corrección, etc.), sí es una experiencia profesional, de trato, de actitud mental, de disposición, etc. Me pongo la banda negra en los ojos y os doy mi testimonio: yo me hice traductora a los 33 años, sin haber traducido anteriormente una sola línea en toda mi vida. Y fue una decisión genial. La edad al autónomo le da mucha vidilla, hombre.
Con lo de la crisis, me gustaría decir que tenemos que lanzarnos al mundillo profesional como si no existiera ninguna crisis. Podéis buscar colaboraciones como autónomos mientras estáis trabajando en otro sector o mientras estáis en el paro (eso sí: en cuanto empecéis a facturar y a ganar ingresos, se considera un trabajo y tendréis que salir del paro); podéis aceptar un trabajo provisional en una empresa y, al mismo tiempo, enviar CV a mil sitios para ofrecer vuestros servicios como traductores, maquetadores, correctores, etc. Tal vez la crisis haga necesario ser realistas y saber que la búsqueda puede ser lenta. Pero debería hacer que tuviéramos aún más motivación y que lucháramos contra el desánimo. Las oportunidades pueden tardar un poco más en llegar, pero sin duda llegarán, siempre que ofrezcamos una óptima calidad en nuestro trabajo.
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